Me vais a permitir hablar un poco de mi en este artículo, pero creo que la ocasión lo merece. Este mes de abril hace
30 años que llegó a mi casa el
Commodore 64. Mi padre, un entusiasta de la tecnología, aprovechó una promoción de La Caixa para obtener este ordenador por abrir un depósito a largo plazo, haciéndolo coincidir de paso con mi cumpleaños. Antes había estado a punto de conseguir un
Oric Atmos por otra oferta bancaria, pero por fortuna se decantó por la
panera. Acostumbrado a jugar con los
TENTE, Playmobils, Airgamboys, etc, aquél teclado con cables que llenaba la tele del salón de colores y personajes fantásticos fue toda una
revolución.
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Ahora regalan iPads, antes regalaban el mejor ordenador del mundo (llamadme modesto). |
El C64 venía con su fuente de alimentación -
defectuosa de fábrica como todas, suerte que mi padre la
"hackeó" para evitar que averiase el aparato-, un
datasette (reproductor-grabador de cintas), el poco ergonómico joystick
Commodore 1311, manuales y, como software de iniciación, el programa Órgano y todo un clásico del balompié pixelado en cartucho:
International Soccer. Este cartucho y mi torpeza (en mi descargo diré que tenía 7 añitos) provocaron la
primera avería del ordenador a las pocas semanas de tenerlo: lo conecté al C64 estando este encendido y aquello empezó a sacar caracteres de colorines por la pantalla... pero el juego no cargaba.
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Suerte que mi padre prefirió el C64, esto era el no va más de los outsiders informáticos. |
En aquella época mi padre comenzó a adquirir revistas del sector (
Commodore Magazine y
Commodore World) y juegos. Sobre las revistas, sus contenidos no se centraban en los juegos. De hecho, pocas páginas dedicaban a este tema. Hablaban de cómo aprovechar los diversos modelos de ordenadores Commodore (C64, VIC20, C16, Amiga, etc): libros, programación, nuevos periféricos, noticias del mundillo, juegos, bricolaje, etc.
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Con un joystick como este comenzó mi andadura en el mundo videojueguil... |
Eran publicaciones muy divulgativas y de las que se aprendía muchísimo. Además, en muchas de ellas se podía encontrar algo que ahora resulta impensable:
listados de código para hacer nuestros propios programas. Yo me atreví con alguno de ellos, creo que se llamaba
Le Mans, uno de carreras de coches: tras horas y horas tecleando líneas y guardando en cinta cada cierto tiempo, rebobinabas el cassette, escribías
LOAD, pulsabas
RETURN y el botón
PLAY del datasette para cargarlo. Y si todo había ido bien,
voilá! Ahí tenías
"tu juego", resultando una mezcla de orgullo y decepción, porque lo habías tecleado tú pero no se parecía a los juegos comerciales, aunque bueno, era algo.
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Portada de Commodore Magazine y una página con el comienzo del listado de un juego. |
Respecto a los juegos de la época, muchos de ellos venían con el título traducido, como
Pengo (Bingo Bongo),
BC's Quest for Tires (Cavernícola) o
Break Out (El Muro). Otros fueron clasicazos y no tanto como
Hunchback (nosotros lo llamábamos El Jorobado, de los primeros plataformas),
Gridrunner (juegazo de navecitas del gran Jeff Minter),
Moon Buggy (este ha envejecido bastante mal) o
Annihilator 2 (otro que tal, pero le di mucho de crío).
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Las compilaciones de la época solían mezclar software lúdico con utilidades. |
Al principio todos venían en cintas de cassette, que tardaban un buen rato en cargar (en los 80 teníamos mucha más
paciencia que ahora) cuando cargaban y no había que ajustar el infame
"tornillo del azimuth", y que nos proporcionaban horas y horas de entretenimiento. Y si era un juego para 2 jugadores como el
International Soccer, los piques con mi hermano o mi padre eran una locura.
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Algunos de mis primeros juegos, como el mítico International Soccer o Annihilator 2. |
Otro día os contaré sobre los primeros
juegos de legalidad dudosa...
Salu2, Paco.